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Mostrando entradas de 2015

Aún florecen

Tenemos tanto que decir que las palabras se desesperan y arman confusión. Trato de calmarlas y ordenarlas en silencio, pero ellas no escuchan. Se inquietan más y no me dejan ayudarlas. Al parecer no entienden que también es asunto mío.  Tomaré un respiro, me digo, pero siento que se me acaba el tiempo. Si las mantengo ahí adentro por un tiempo más, engordaré mis mejillas de frases incompletas. Se me acaba el tiempo, digo otra vez; hago fuerza, me pongo roja, sale alguna lágrima, pero es en vano.  Estoy enojada. Desgastada. Cansada hasta los dientes, tanto así que quiero bostezar. Lo hago sin mayor esfuerzo y cuando vuelvo a cerrar la boca, lo había dicho todo. ¿Cómo pasó? Me sonrojo, sonrío con miedo, agradezco en silencio y camino hacia mi libertad. 

Alto voltaje de azúcar

Esto empieza a quemar. Mi mente es como una autopista sin fin que recibe distintas velocidades de autos con hambre de gloria y un irresistible pastel de bombones. Cada vez que aparece uno de aquellos autos en mi autopista, se enciende con más fuerza el fuego de mi interior, que si pusiera un malvavisco pinchado con un palito, esta quedaría perfectamente asada. Los autos siguen apareciendo y yo empiezo a ponerme un poco más nerviosa que al inicio de la carrera. Trato de dirigirlos con calma, pero no es fácil, todo va muy rápido. A pesar que esto suene a algo malo, me doy cuenta que es realmente bueno. Ideas, formas, colores, sabores, tamaños y texturas empiezan a decorar mi mente como un delicioso Cupcake. Estoy invadida de ellos y me encanta. Ahora mi autopista se ha vuelto tan dulce que las letras quieren formar parte de ella. Se acomodan entre sí y tratan de formar palabras, frases, slogans y nombres que sepan bien, que gusten y deleiten, así como lo hace nuestro postre favorito...

Ella y yo

Caminamos de la mano como si siempre nos hubiéramos llevado bien. Tú juegas mientras lo haces y yo no te quito la mirada de encima. Te das cuenta que lo hago, y de inmediato me nuestras aquellos dientes tan chistosos que tienes. Eres tú, jugosa, que, a pesar de no entender mucho sobre el mundo de los "grandes", no dejas de bailar, reír, componer canciones y crear tus propios cuentos. Incluso, después de haber juntado un poco de lágrimas en tus tacitas de juguete, no te detienes y te las ingenias para ofrecernos, con dulzura, una deliciosa taza de café. "¿Me lees un cuento?", me dices cada vez que nos quedamos solas en casa. Debo admitir que, en un principio, me costaba darte mi atención. Y es que siempre he disfrutado de mi soledad, de leer un libro con música baja, ver alguna película sin interrupciones, o simplemente sentarme en el balcón y ver nuestro gran parque de al frente, que, por cierto, ahora tú lo llamas: "El parque del popo".  Aún así, ...

Tan dulce que no empalaga

Nos sentamos a tomar un café y él no dejaba de mirarme. "¿Sabrá que es tan obvio?", me dije en silencio mientras mantenía la mirada en mi pequeña taza de café. El mozo se acercó a nuestra mesa y nos trajo los postres que él había pedido; enseguida mis ojos se abrieron de emoción, lo miré y le sonreí. "¡Qué genial es verte así!", soltó de pronto; obvio, no le respondí, pues era evidente que estaba algo avergonzada. Pasaron unos segundos y alguien llamó a su celular, él vio quién era, se disculpó y tomó la llamada. Me limpié los labios y empecé a mirarlo fijamente, así como él lo había hecho en un principio. Al darse cuenta que lo miraba, dibujó un pequeño puente feliz en sus labios y al instante colgó. - "¿Era ella, verdad?" - "Sí, era ella, pero vamos, no quiero hablar de eso ahora, prefiero seguir deleitándome en ti viéndote disfrutar tu postre que casi desaparece de tu plato, y si te falta, yo sacrifico mi torta de chocolate", dijo t...

En busca de Tanto

Ahí estaba ella. Su cabello bailaba suavemente, mientras sus ojos saltaban de un lado a otro tratando de buscar al misterioso Tanto. "¿No me habré equivocado de hora?", se preguntó en silencio. El reloj marcaba la 1:00am y el lugar empezaba a quedarse desolado, casi ni se escuchaba el susurro del viento y las voces de la noche se apagaban una tras otra. "Tal vez aún no sea el momento", se dijo a sus adentros, mientras se daba calor a los brazos. Decidió sentarse en la banca que esperaba por ella desde hace rato, cuando de pronto oyó vibrar con fuerza los rieles del tren, giró la cabeza y, efectivamente, era el último tren que faltaba llegar a la estación. Miró su reloj - 1:35am-, el lugar empezaba a llenarse de gente ansiosa por encontrar a los suyos, pero la única persona que esperaba a alguien era solo ella. La gente seguía bajando de aquel interminable tren, pero nadie se parecía a Tanto, así que decidió levantarse de la banca y buscar con mayor esfuerzo aque...

¿Me ves?

Todo empezó a oscurecerse de manera extraña. Sus manos temblaban, pero aún así, ella empezó a dibujar dos de sus caminos más largos en sus delgados labios. Antes de abrir la puerta que tenía en frente, decidió apagar por unos segundos más sus dos grandes y redondos ojos. Los abrió y pudo contemplar de nuevo los colores de cada espacio, de cada mirada, y sobre todo, los colores y matices de la vida. "¡Aquí vamos de nuevo!", dijo ella con una voz tan fuerte que casi endulzaba el oído con cada letra desprendida de su boca. Abrió la puerta y allí estaban. Todos reían mientras contaban o escuchaban historias de sus fantásticas vidas. Empezó a caminar despacio hacia la salida cuando de pronto alguien la detuvo. El poder de su voz la cautivó tanto que la dejó casi sin respirar. Volteó despacio y allí estaba él, mirándola de la misma manera que hace algunos años, cuando sus ojos se presentaron por primera vez. Ella quiso evadirla pero él no lo permitió, corrió hacia ella y la abr...