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¿Me ves?

Todo empezó a oscurecerse de manera extraña. Sus manos temblaban, pero aún así, ella empezó a dibujar dos de sus caminos más largos en sus delgados labios. Antes de abrir la puerta que tenía en frente, decidió apagar por unos segundos más sus dos grandes y redondos ojos. Los abrió y pudo contemplar de nuevo los colores de cada espacio, de cada mirada, y sobre todo, los colores y matices de la vida. "¡Aquí vamos de nuevo!", dijo ella con una voz tan fuerte que casi endulzaba el oído con cada letra desprendida de su boca.

Abrió la puerta y allí estaban. Todos reían mientras contaban o escuchaban historias de sus fantásticas vidas. Empezó a caminar despacio hacia la salida cuando de pronto alguien la detuvo. El poder de su voz la cautivó tanto que la dejó casi sin respirar. Volteó despacio y allí estaba él, mirándola de la misma manera que hace algunos años, cuando sus ojos se presentaron por primera vez. Ella quiso evadirla pero él no lo permitió, corrió hacia ella y la abrazó de repente.

"Lo siento", dijo él mientras sus brazos rodeaban su delgada espalda. A pesar que ella había olvidado cómo responder a tan profunda declaración de afecto, sus brazos no lo hicieron. Se quedaron allí por unos segundos cuando ambos decidieron soltarse con mucha calma. Se volvieron a mirar, y antes que él volviera a pronunciar algo más, ella habló en silencio dibujando cada palabra con delgados pinceles de luz. Y allí estaban ellos, de pie frente a una brillante y redonda luna que los desnudaba con su intensa tranquilidad.

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