Ahí estaba ella. Su cabello bailaba suavemente, mientras sus ojos saltaban de un lado a otro tratando de buscar al misterioso Tanto. "¿No me habré equivocado de hora?", se preguntó en silencio. El reloj marcaba la 1:00am y el lugar empezaba a quedarse desolado, casi ni se escuchaba el susurro del viento y las voces de la noche se apagaban una tras otra. "Tal vez aún no sea el momento", se dijo a sus adentros, mientras se daba calor a los brazos.
Decidió sentarse en la banca que esperaba por ella desde hace rato, cuando de pronto oyó vibrar con fuerza los rieles del tren, giró la cabeza y, efectivamente, era el último tren que faltaba llegar a la estación. Miró su reloj - 1:35am-, el lugar empezaba a llenarse de gente ansiosa por encontrar a los suyos, pero la única persona que esperaba a alguien era solo ella.
La gente seguía bajando de aquel interminable tren, pero nadie se parecía a Tanto, así que decidió levantarse de la banca y buscar con mayor esfuerzo aquel rostro que nunca olvidó y aún seguía hablándole a su mente. Se perdió entre la gente mientras pronunciaba despacio su nombre. Algunos viajeros la miraban confundidos, otros le sonreían, pero ella ni siquiera de daba cuenta de ellos.
Finalmente bajaron las dos últimas personas que quedaban en el tren, era un joven madre con su pequeña en brazos. La niña la miró fijamente a los ojos y ella no pudo resistirse a sonreírle hasta que se alejara. Soltó un profundo respiro y se metió las manos al bolsillo derecho de su pantalón, sacó la fotografía de Tanto y se acercó a la banca donde se había sentado antes.
"Hasta aquí llegué tratando de encontrarte nuevamente y, como otras veces, no apareces; más bien, me sigues enviando mensajes que me toman tiempo de entender, pero finalmente lo logro. Gracias por la dulce mirada de aquella niña. Hasta la próxima", dijo en voz baja, mirando la foto de Tanto que traía en las manos. La volvió a guardar, sonrió y empezó a caminar contando sus pasos.
Decidió sentarse en la banca que esperaba por ella desde hace rato, cuando de pronto oyó vibrar con fuerza los rieles del tren, giró la cabeza y, efectivamente, era el último tren que faltaba llegar a la estación. Miró su reloj - 1:35am-, el lugar empezaba a llenarse de gente ansiosa por encontrar a los suyos, pero la única persona que esperaba a alguien era solo ella.
La gente seguía bajando de aquel interminable tren, pero nadie se parecía a Tanto, así que decidió levantarse de la banca y buscar con mayor esfuerzo aquel rostro que nunca olvidó y aún seguía hablándole a su mente. Se perdió entre la gente mientras pronunciaba despacio su nombre. Algunos viajeros la miraban confundidos, otros le sonreían, pero ella ni siquiera de daba cuenta de ellos.
Finalmente bajaron las dos últimas personas que quedaban en el tren, era un joven madre con su pequeña en brazos. La niña la miró fijamente a los ojos y ella no pudo resistirse a sonreírle hasta que se alejara. Soltó un profundo respiro y se metió las manos al bolsillo derecho de su pantalón, sacó la fotografía de Tanto y se acercó a la banca donde se había sentado antes.
"Hasta aquí llegué tratando de encontrarte nuevamente y, como otras veces, no apareces; más bien, me sigues enviando mensajes que me toman tiempo de entender, pero finalmente lo logro. Gracias por la dulce mirada de aquella niña. Hasta la próxima", dijo en voz baja, mirando la foto de Tanto que traía en las manos. La volvió a guardar, sonrió y empezó a caminar contando sus pasos.
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