Quiero contarte una historia tomando helado y comiendo mashmellows hoy que es primavera. El invierno pasado me hace acordar mucho a ti, su aroma de bienvenida era como el aire que acariciaba nuestros rostros cuando nos sentábamos en la playa y veíamos la puesta del sol. Cuánto ha pasado, te preguntarás, pues sin darnos cuenta las arrugas demuestran todo el tiempo que ha transcurrido.
Hoy solo puedo asomarme a la ventana y ver de lejos lo que un día vivimos, lo natural que era caminar y respirar aire puro en la cima de nuestros sueños. Veo a mi alrededor, y puedo oírte reír; ¿será que has dejado una grabadora en casa? o es solo el aire cantando para mi como cuando lo hacía en el día de mi cumpleaños.
Mientras más tiempo me quedo al lado de la ventana, veo más cosas que antes solo podía visualizar en sueños; ¿qué hace una mariposa en mi ventana como si me invitara a dar un paseo con ella?, de seguro aún no se da cuenta que los seres humanos no podemos volar en la vida real, más que solo en sueños. Lamento verla y decirle con mi mirada que anhelo volar como ella pero que ahora no es el momento.
Siento verla triste, algo decepcionada, supongo. Sus colores reflejan libertad y no sé que significarán para ella mis arrugas, espero que les guste porque cada arruga cuenta lo que un día viví de joven, así como ella; tan hermosa, rápida y libre. Hoy no podré tener la misma velocidad de antes, pero mi corazón se siente libre al sentir amor por todo lo que un día me rodeó y aún me rodea.
Foto tomada por: Jenny De Málaga
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