Los meses pasan, las horas cada vez se hacen minutos y los segundos se convierten en pequeños espacios en donde uno solo alcanza a exhalar el aire que el cansado día ofrece. Nadie dijo que era fácil volverse más fuerte, o más claro aún, nadie madura sin antes haberse caído muchas veces y al mismo tiempo levantarse.
La noche ya casi se acerca y se me viene a la mente lo que un día esta misma noche me regaló, recuerdo haberme sentido enamorada por el regalo de las sonrisas, el regalo de las canciones, el regalo de las palabras y sobre todo, por el regalo del amor. Se preguntarán cuánto puedo saber de aquello, pues no mucho, lo que si puedo compartir es sobre el amor que proviene de Dios, lo perfecto que es disfrutar de ello, a su lado, sin esperar nada a cambio.
Sé que no es fácil decirle a alguien "te amo", pero cuando al fin crees que esa persona merece de esa palabra tan sublime y perfecta, simplemente la dices con un gran destello en el corazón. Sé que el hombre es imperfecto y las palabras muchas veces se pierden en las olas del viento, pero aun así, cuando lo dices con el corazón no hay viento que sople tan fuerte como para robarte las palabras que fueron creadas para decirlas y se guarden en lo más profundo del alma.
Es así como termino esta nota, con el placer de haber escuchado las palabras más sinceras, en su tiempo, a pesar que hoy solo se hayan convertido en palabras tan frágiles al desaparecer en aquel viento que nunca envejece y pocas veces recuerda.
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