Ir al contenido principal

Una nueva historia

No hay nada mejor que verte recorriendo el 'mundo' solo con el poder de tu corazón. Si te ha pasado alguna vez, debes sentirte privilegiado...

La hermosura del día hace a que quiera regresar por el mismo camino un millón de veces. Hace más de diez años que paso por el mismo lugar y recién puedo ver que los árboles se vuelven cada vez más viejos con el pasar de los tiempos. Creo que el aire es bendito y considero que es el mejor acompañante para todo, pues  sin darte cuenta, su refrescante aliento ya te está besando el rostro sin pedirle permiso a nadie. El bus corre sin parar y mi corazón está a punto de detenerse, no sé si sea bueno, pero me siento maravillada.

Hoy he decidido amar la vida, pero de una manera distinta. El viento sopla cada vez más fuerte y las historias no dejan de contarse solas. A veces no sé con qué final me encuentre hoy, pero siempre termino bailando de la risa. Así es, como aquel pequeño cuento de la luna grande y 'redondota' que aprendía a ser madre de las iluminadas estrellas chillonas que anhelaban ser bailarinas de cabaret gracias a sus lentejuelas incorporadas que les ayudaba a resaltar solo de noche.

¿Quién imaginaría encontrar tanto amor en la cálida noche? Creo que las personas se han olvidado de lo maravilloso que es caminar acompañada del silencio moreno. Y bueno, aun sigo en el bus y ya oscureció. Si sigo sentada en este lugar, hasta los asientos querrán contarme sus historias ya que después de un día lleno de risas y conversaciones extensas, creo que empiezan a sentirse algo solos. Soy la última pasajera y estoy a punto de despedirme de mi gran recorrido. Me levanto y simplemente digo: hasta la próxima.
   

Comentarios

Entradas populares de este blog

Se hizo pequeña

Siempre tan astuta, despierta, y sobre todo, cuidadosa. No dejaba que nadie pasara la linea que trazaba imaginariamente, y si lo hacían, ella se las ingeniaba para lograr que salieran despavoridos. Cuando decidí enfrentarla, ella quiso hacer lo mismo conmigo pero por alguna extraña razón no pudo. Eso sí, no se quedó tranquila e intentó varias veces hacerme pequeña pero no tuvo éxito alguno. La dulzura de mi mirada terminó opacando la rudeza de la suya. Ella no entendía. Estaba confundida. "¿Cómo alguien puede responder con dulzura ante tanto odio?", se preguntaba ella en sus adentros mientras respiraba hondo y profundo. Me quedé observándola por unos minutos más cuando de repente lanzó un extraño respiro. No dijo nada pero entendí que estaba cansada. La tomé de la mano y le regalé una sonrisa. Si antes de aquel gesto ella estaba confundida, cuando agarré su mano quedó estupefacta. Abrió los ojos tan grande como cuando un gato no sabe qué cosa le vas a hacer y empieza a re...

Tus bailecitos

Crees que no me he dado cuenta cuando volteas a verme cuidadosamente? o crees que soy tan despistada como para no ver lo que es tan evidente. Sí, hablo de esos increíbles pasitos que das antes de convertirte en el dulce sabor a maracuyá; te preguntarás si cada paso tuyo refleja lo alegre que se siente tu corazón al sentirse amado por el delicado sabor del dulce de azúcar. Ya cae la noche y en pocos momentos llega el día con grandes rayos de amor; que no te extrañe ver a muchas personas salir desde temprano con un gran brillo en sus ojos porque saben que será un día  especial. Las calles se verán rodeadas de hermosas flores o mejor aún, de perfectas rosas que alegran hasta la más triste pepita de Maracuyá . Quiero confesar que adoro verte esperando por mí; sé que no es fácil contener al corazón cada vez que añora el más grande amor que un día vio y experimentó. Sigo viéndote y estoy a punto de llevarte a mi dulce paladar sabes por qué? porque he podido experimentar...

Lo de siempre, por favor

Allí estaba yo, sentada, mirando el infinito del mar. No sentía lo mismo que antes; esta vez, estaba cansada, muy agotada. Cerré por unos momentos los ojos y me dejé acariciar, nuevamente, por la brisa del viento. Mientras lo hacía, sentí las voces de dos jóvenes al lado. Él le decía: “Me encantas”, pero Ella solo asentía con la cabeza y trataba de dibujar algo parecido a una sonrisa. ¿Que cómo lo sé si tenía los ojos cerrados? Pues Él se lo dijo: “siempre lo haces (…)”. Mientras mantenía los ojos cerrados, el mozo finalmente decidió acercarse a mí con una sonrisa cálida,  y preguntó qué iba tomar; “lo de siempre”, le dije. Él no tuvo más remedio que mostrar todos sus dientes, tras alargar aún más esa curva feliz de sus labios. “Me encantaría saber qué es lo de siempre, amable señorita”, dijo Él con una nueva sonrisa, pero esta vez algo más pícara. “Bueno, lo de siempre es: un café americano sin azúcar y cualquier postre, agridulce, que me recomiendes”, esbocé, sin quitarle la ...