Dicen que hay un lugar donde puedes deleitarte con un cielo
estrellado de ensueño. Un lugar que no está contaminado de luz artificial para
que las estrellas se sientan libres de brillar, bailar, cantar e, incluso,
enamorarse. ¿Y por qué no? Si nosotros siendo tan pequeños e insignificantes -a
comparación de ellas- hemos saltado hasta de un pie con un beso, ¿te imaginas el 'locurón' que harán ellas allá arriba? No sé ustedes, pero yo me emociono con solo
imaginarlo.
Y es que se trata de eso, imaginar, soñar despierto y llegar
lo más lejos posible con solo una mente feliz y creativa. Algo que muchos han
perdido por seguir modelos sin vida y llenos de miedo, que temen decir: “te
quiero” o “te amo”, porque, según ellos, eso es de débiles y no eres nada interesante
si lo dices o demuestras.
¿Dónde quedó la libertad de expresión? ¿En qué momento se
perdieron las palabras de afecto o se cambió la verdad por la mentira? No tengo
ni la más mínima idea, pero cada vez que doy un paso, las palabras se hacen más
cortas, más grises, más nada. Es como si todos vivieran atrapados en una cárcel
llena de mentiras y miedo, como un cielo sin vida, ni estrellada.
A pesar que parezca que estamos muy cerca de pisar tierra,
les invito a leer la primera estrofa del cielo, pues se trata de eso, de caminar
por el mundo alzando siempre la mirada, con la esperanza de llegar algún día al
cielo, o que el cielo baje para mirar de frente, derecho, y bailar como ellas
siempre lo han hecho.
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