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Mostrando entradas de septiembre, 2014

Karaoketaxi

Eran cerca de las ocho de la noche cuando decidimos tomar un taxi para regresar a casa. La pequeña de cachetes grandes, quien se comporta como toda una señora a pesar de tener solo 18 años, sorprendió a uno de los taxistas como solo a ella se le puede ocurrir. "Oiga, mijo, usted nos va a poner a cantar dentro del carro o qué? ", fueron sus palabras después de pillar al taxista intentando esconder un micrófono. A penas la escuché decir eso, no pude aguantar y solté una de mis mayores carcajadas en plena calle de Medellín. Pensé que todo quedaría ahí, pero no fue así. Efectivamente, el taxista llevaba un gran secreto dentro de su vehículo. Tenía nada menos que un minikaraoke con efectos especiales listo para ser explotado al máximo. Entramos al taxi y ella no se quedó callada. "Hay no, mijo, usted sí que está preparado. Vamos, empiece, empiece", dijo la pequeña de cachetes grandes dándole también la dirección del lugar donde nos tenía que dejar. El taxista, que por ...

¿Estás listo para bailar?

No sé bailar, confesaste mientras tu voz se hacía más delgada de lo normal. Me perdí tu expresión cuando lo dijiste, pero pude imaginar tu rostro avergonzado. El tiempo ha cambiado, y a pesar que ahora tu cabeza se llene de preguntas sobre el regalo de esta nueva vida, no te asustes y aprende a bailar. Si no sabes cómo empezar, recuerda que el mejor instrumento para deleitar con música a tu espíritu, es tu sonrisa. Aprende a utilizarla en todo tiempo, pues ese gesto de humildad hace que los momentos difíciles se conviertan en disfrute, y sobre todo, gratitud. Creo que no me equivoco al decir que eres tan sencillo como los mejores momentos por los que uno pasa, y muchas veces, sin darse cuenta. Son varias cosas las que me llevan a apreciar tu vida, tu amistad, tus palabras, y ahora tu historia. ¿Cómo fue que llegamos a invitarnos a conocer más de nosotros sin siquiera vernos tanto? Es extraño, realmente extraño, pero sucedió. Siento que te conociera desde pequeña y hasta curiosament...

Vestido floreado

Ella despertó al fin. Todos esperaban en silencio, casi ni se les oía respirar. ¿Qué pasa? dice ella. Nadie contesta, todos seguían en el mismo estado. Se levantó del suelo, miró lo que traía puesto, y esbozó una sonrisa. Era el vestido floreado que su madre le obsequió cuando cumplió 13. ¿Aún me queda? se preguntó extrañada en sus adentros. Se colocó las sandalias y luego su mirada se clavó en la extraña ventana que estaba hacia su derecha. Era más grande de lo normal, cuadrada y profunda como el grosor de un malvavisco gigante. Tenía ganas de ir y sentarse en ella, pues aparte de ser espaciosa, tenía apariencia de ser esponjosa y cómoda. Avanzó unos tres pasos y miró a través de la misteriosa ventana, asomando solo un poco su cabeza. No se atrevía a acercarse más, pues lo que veía lograba asustarla. Se veía ella misma caminando de la mano de alguien. Era pequeña, de cabellera larga y ondeada. Curiosamente llevaba puesto el mismo vestido floreado que ella lucía en ese preciso instan...