Empiezo a cerrar los ojos, bajar las manos y tal vez también quiera abrir mi corazón y llenarme de algodón. Antes de pasar las páginas quiero detenerme en una hoja en especial; la de mi juventud... hace más de una década que no escucho el sonido del mar, ni siento la brisa sobre éste rostro en blanco y negro; me han contado que allá afuera se ven miradas nuevas, recuerdos frescos y sobre todo, personas con ganas de gritar por medio de lápices de color. Creí nunca envejecer, creí en mariposas como mis pequeñas mascotas y al igual que muchos; creí en un bosque encantado con muchos dulces a su alrededor. La noche está cargada y yo aún sigo viéndola de un solo color; me pregunto yo: ¿Y dónde están las estrellas?;¿Dónde están esas cositas brillantes que adornaban el cielo? o quizás nunca existieron y solo fueron parte de un sueño hermoso... Sentada al lado de aquellas pequeñas tortugas disfruto de un momento lento pero encantador; las tres miramos hacía el horiz...
Todos tenemos algo que contar. Algunos hablan, yo escribo.